Con el aumento de dispositivos conectados y la necesidad de mantener una red estable y rápida, se han desarrollado varios estándares para mejorar la eficiencia de estas redes. Uno de estos estándares es el 802.11k, diseñado para optimizar el rendimiento de las redes Wi-Fi, especialmente cuando los dispositivos se desplazan dentro de un entorno con múltiples puntos de acceso (APs).
¿Qué es el estándar 802.11k?
El estándar IEEE 802.11k es parte de la familia de protocolos 802.11, que gobierna las redes Wi-Fi. Su propósito principal es proporcionar a los dispositivos conectados información sobre el entorno inalámbrico para mejorar la gestión del roaming, es decir, el proceso mediante el cual un dispositivo cambia de un punto de acceso a otro mientras se desplaza dentro de una red.
Este estándar se enfoca en recopilar y compartir información sobre la calidad de la señal, el tráfico en los puntos de acceso cercanos, y el canal que utilizan. Gracias a esta información, los dispositivos “cliente” pueden tomar decisiones más inteligentes sobre cuándo y hacia qué punto de acceso cambiar, lo que permite una conexión más eficiente y estable.
¿Cómo funciona 802.11k?
El funcionamiento del estándar 802.11k se basa en la idea de proporcionar a los dispositivos información más detallada sobre su entorno para facilitar un cambio más rápido y eficiente entre puntos de acceso. Esto es especialmente útil en lugares con múltiples APs, como oficinas grandes, aeropuertos o centros comerciales.
El proceso se puede resumir en tres fases clave:
- Mediciones del entorno inalámbrico: El estándar 802.11k permite que los dispositivos clientes (como teléfonos móviles, tablets o laptops) soliciten a los puntos de acceso información sobre las condiciones del entorno. Los APs proporcionan datos como la intensidad de la señal y la interferencia de canales.
- Informe de medición de vecinos (Neighbor Report): Los puntos de acceso crean y comparten un “Neighbor Report”, una lista de puntos de acceso cercanos, sus características (canales, señales, capacidades), y el canal que usan. Con esta información, el dispositivo puede hacer un cambio de AP más eficiente.
- Roaming más inteligente: Equipado con los datos proporcionados por el Neighbor Report, el dispositivo cliente puede tomar decisiones inteligentes sobre cuándo es el momento óptimo para cambiar a otro punto de acceso, mejorando así la continuidad de la conexión sin necesidad de un escaneo activo que consuma recursos y degrade la experiencia del usuario.
Beneficios del estándar 802.11k
El 802.11k aporta varias ventajas clave para los usuarios y administradores de redes:
- Mejor rendimiento en redes densas: En ambientes donde hay múltiples puntos de acceso y alta densidad de usuarios, el 802.11k ayuda a que los dispositivos seleccionen el mejor AP disponible de manera más rápida y precisa.
- Optimización del consumo de batería: Al reducir la cantidad de escaneos activos para encontrar el mejor AP, los dispositivos móviles ahorran batería, lo que es especialmente útil en smartphones y otros dispositivos portátiles.
- Roaming más eficiente: El tiempo de transición entre APs se reduce considerablemente, lo que significa menos interrupciones en la conexión, algo crucial para aplicaciones sensibles al tiempo, como videollamadas o juegos en línea.
- Reducción de interferencias: Al tener mejor información sobre los canales que están siendo utilizados por los APs vecinos, los dispositivos pueden evitar conectarse a aquellos que se encuentran saturados o con altos niveles de interferencia.
Diferencias con otros estándares
El 802.11k a menudo se utiliza en conjunto con otros estándares de Wi-Fi diseñados para mejorar la eficiencia del roaming, como:
- 802.11r: Facilita el cambio rápido entre puntos de acceso sin necesidad de renegociar la autenticación, lo que reduce la latencia.
- 802.11v: Proporciona al cliente una vista más detallada de la red, sugiriendo cambios de canal y puntos de acceso en base a la calidad de la conexión.
Mientras que el 802.11r optimiza la transición desde el punto de vista del tiempo de autenticación y seguridad, y el 802.11v mejora la gestión de la red y el control de las conexiones, el 802.11k se centra en proporcionar información sobre el entorno inalámbrico.
Conclusiones:
802.11k nos puede ayudar a mejorar la experiencia Wi-Fi en entornos con múltiples puntos de acceso al proporcionar información detallada sobre el entorno inalámbrico, lo que permite a los dispositivos tomar decisiones más inteligentes sobre el roaming, lo que se traduce en una conexión más estable, mejor rendimiento y un menor consumo de batería.
Solo se debe tener cuidado en habilitar éste protocolo cuando en la red existan dispositivos viejos que no lo soporten, sin embargo muy posiblemente hoy en día será de gran utilidad para evitar intermitencias con los usuarios o dispositivos clientes WiFi.
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