Decía Carl Sagan que somos el universo auto-contemplándonos y partiendo de este supuesto la música de la que hablaré en esta ocasión es sin duda el Universo Auto-expresándose y lo maravilloso es que ésta música que parece tener la capacidad de tocar el alma de quienes la escuchan parecía no estar destinada a suceder y son 3 historias las que convergieron para lograrlo:
- La historia de Vera Brandes, una chica soñadora de 17 años que organizó un concierto con muy poca experiencia y donde casi todo salió mal.
- La historia de Keith Jarret, que comenzaba a hacerse una reputación en el mundo del Jazz y que estuvo a punto de cancelarlo porque no habían las condiciones para hacerlo.
- La historia del “Pianito Feo”, el Piano desafinado con teclas rotas y un poco maltrecho que resultó ser el Piano de donde salió la música más hermosa.
3 historias que no debían converger pero lo hicieron y resultaron en una sola historia con la música más conmovedora que expresa lo que nuestro papel en el Universo puede expresar.
Historia 1 – Vera Brandes la soñadora.
Narra Vera Brandes que ese día, en el momento en que Keith Jarret comenzó a tocar el piano, la atmósfera cambió y la magia comenzó a suceder, pero unos minutos antes el concierto se iba a cancelar y ella tuvo que salir a rogarle a Keith Jarret ya en el auto a punto de irse a su hotel que hiciera el concierto, que la sala ya estaba llena y la gente esperaba escucharlo.
Vera, de apenas 17 años organizó el concierto con muy poca experiencia, había ya organizado un concierto de Jazz a sus escasos 16 años donde al parecer todo salió bien, y con la confianza de un primer éxito y la ingenuidad y pasión propias de la edad fijó su siguiente objetivo en Keith Jarret y en un objetivo más grande: la Opera House de Köln, un espacio para 1400 personas que debía llenar.
Lo quería, lo trabajó y lo consiguió. No sin antes cometer muchos errores en el camino.
Para iniciar, los boletos los vendió a un precio muy bajo, que la dejaba con un margen de maniobra muy pequeño, regaló muchos boletos en el proceso para promocionar el evento, pagó los gastos de avión para Keith y su equipo, hizo lo que debía hacer, pero omitió un paso muy importante: El Piano.
Keith Jarret pidió un Piano Imperial Bösendorfer para el concierto, Vera pidió a la Opera House pero no se cercioró de que sucediera, y el día del concierto había un piano Bösendorfer pero de la mitad de tamaño, con teclas rotas, el pedal descompuesto.
Keith Jarret y su productor llegaron horas antes para revisar que todo estuviera listo, Keith probó el Piano, vió las malas condiciones y se acercaron a Vera para decirle que Keith no iba a tocar en ese Piano, que sino conseguía el Piano que se solicitó no habría concierto.
Vera con pocas horas comenzó a hacer llamadas desesperadas para conseguir un Piano gigante y ultra costoso en medio de un día lluvioso. Encontró algunos lugares que podrían tenerlo pero alguien le dijo: “Si movemos un piano así en mitad de la lluvia no solo Keith Jarret no podrá tocarlo, nadie más podrá tocarlo nunca más”.
Vera movió cielo, mar y tierra, pero el destino era que no consiguiera ese Piano. Había compromisos y mucho en juego, el destino de Vera y su futuro en el mundo de la música de alguna manera dependían de ese Piano y de que ese concierto saliera bien.
Historia 2 – Keith Jarret
Keith Jarret se presentaría al concierto con solo un día de descanso, venía de una agenda apretada de conciertos y la fecha no se prestaba, pero Vera lo convenció a el y a su equipo acordando enviarle el costo de los boletos de avión y que tocaría en la Opera House de Köln ante 1400 espectadores, algo que resultaba atractivo para un artista emergente que normalmente se presentaba en foros más pequeños.
Sin embargo, Keith y su productor decidieron ahorrarse el avión y viajar en auto, un recorrido de 600 kilómetros (algo equivalente a ir de CDMX a Guadalajara) en un día lluvioso, y esta decisión dejó con severo dolor de espalda a Keith que ya venía padeciendo de ello, sin dormir y sumamente cansado.
Al llegar a la Ópera se da cuenta que el Piano donde debía tocar está desafinado, con teclas rotas y era de la mitad de tamaño de lo que debía ser. Eso implica un problema ya que para llenar el sonido de una sala para 1400 personas la caja de resonancia debería ser más grande y al ser un piano de la mitad de tamaño él tendría que tocar mucho más fuerte e imprimir mucho más esfuerzo.
Exigen el cambio de Piano y con dolor de espalda intenta ir a la habitación del hotel a dormir un poco, cosa que no consigue porque el dolor incrementaba. Asiste al restaurante donde Vera le organizó una comida, solo para esperar mucho tiempo por retrasos de la cocina donde el plato de Keith llegó al último y llegó frío. Pudo dar unos bocados y la hora de regresar para prepararse al concierto llegó.
Al regresar el Piano seguía siendo el mismo, lo habían logrado afinar en ese lapso de tiempo pero aun tenía algunas teclas en los extremos dañadas y el pedal estaba un poco flojo.
Deciden cancelar el concierto, se sube al auto con su productor y una Vera Brandes desesperada bajo la lluvia le suplica que regrese, que todos los boletos fueron vendidos y que la gente solo espera escucharlo.
Lo convence y regresa. “Lo haré solo por tí”, le dijo.
Historia 3 – El Pianito Feo
El Piano de media cola que estaba listo para el concierto era el equivocado, era un viejo piano que se usaba para ensayos, que tenía un sonido muy “metálico”, no estaba afinado y tenía cuerdas rotas y el pedal dañado.
Era un Piano de batalla, no era el piano para lucir, no era el Piano de sonido bello y cálido, pero era un Piano que aun tenía mucho que decir.
Pocas horas antes del concierto y después del rechazo de Keith, se dan cuenta que no habría forma de conseguir un Piano como el que originalmente se había solicitado y la única opción era ese “Pianito Feo”, así que un afinador de Pianos que logró encontrar Vera Brandes se esmeró en corregirlo y afinarlo.
El tiempo jugaba en contra pero logró afinarlo, corregir algunos desperfectos y dejarlo más o menos listo, con limitaciones y un mal sonido en los graves y en los agudos, pero de eso a nada algo se podía lograr.
Un piano de ensayo solo ve pasar la vida lejos de los reflectores, en las penumbras, pero no se pierde las historias que crean esos protagonismos. Un piano de ensayo ve pasar ilusiones humanas y ve pasar frustraciones, llantos, risas y sonrisas.
Este Pianito Feo que solo servía de préambulo, de antecomedor, tuvo su momento de brillar, y sus limitaciones se convirtieron en fortalezas. Nos hace pensar:
¿Keith Jarret creo la música o solo extrajo la música que el Pianito Feo tenía dentro de sí?
El desenlace
Tal vez ya no había mucho que perder, finalmente era una oportunidad más de hacerse conocer, ya estaba ahí y el público ya estaba listo. Keith Jarret accedió a realizar el concierto.
Se dice que había un timbre en la sala que servía para preparar al público a tomar su lugar o para notificar el inicio del intermedio. Ese timbre lo escucharon varias veces en la audiencia y al parecer también Keith lo escuchó, porque imitó el sonido de ese timbre de la Sala.
Era un concierto de improvisación, lo que Keith estaba a punto de hacer era simplemente improvisar y dejar que la música saliera por si sola, no había una partitura ni un plan, tal vez, ante el cansancio, hambre, dolor de espalda y enfrentarse a un Piano que no quería tocar, Keith Jarret simplemente entro a la Sala, se sentó frente al Piano, bajo un reflector y frente a un auditorio en silencio donde nadie sabía que esperar tenía que enfrentarse al vacío, a la hoja en blanco: ¿Por donde iniciar?
Tomó inspiración del timbre que sonó minutos antes, lo imitó, la gente se rió al reconocerlo y a partir de ahí la música tomó rumbo de magia, y de inexplicable belleza.
Keith dejó de luchar, el sonido “metálico” y particular del “Pianito Feo” hizo que la música tomara un rumbo por si mismo, el hecho de que tenía que tocar más fuerte hizo que la música fuera un poco más pausada, equilibrada, etérea. El pedal roto sirvió de caja de ritmo, el hecho de no poder tocar algunas notas hizo que Keith se centrará en otras.
El artista estaba preparado, pero lo que salió de esa sala no fue del todo solo la expresión del artista, fue la expresión del tiempo, del cansancio del Pianito Feo hablando y contando sus historias de penumbra, de encuentros, de risas y llantos.
Se apoderó de Keith quien entró en un estado hipnótico, donde se le escucha gemir, gritar, sorprenderse de lo que sucedía, Keith fue el instrumento y sus dedos estaban fuera de su control.
Lo bello del Jazz y de la improvisación es que elimina un tanto lo racional, el sobre pensar, es un poco de azar, es dejar que fluyan energías, es de alguna manera muy real el Universo auto-expresándose.
El concierto, por coincidencias y casualidades fue grabado, por coincidencias y casualidades fue convertido en un disco y se convirtió en el disco solista de Jazz más vendido de todos los tiempos.
Vera Brandes continuó en la música y se convirtió en Productora Musical, este año se cumplen 50 años de éste concierto y se prepara una película de la historia de Vera Brandes y el concierto de Köln:
Keith Jarret es un ícono del Jazz y de la música, comparable con las capacidades de un Johann Sebastián Bach de nuestros tiempos, un verdadero genio que dedicó su vida entera a la música.
Desafortunadamente Keith ya no puede tocar hoy en día debido a un derrame cerebral que le dejó incapacitado su brazo izquierdo. Rick Beato recientemente logró lo que nadie había logrado, una entrevista con Keith Jarret quien se había apartado por completo del mundo y que vale mucho la pena ver:
Y del Pianito Feo no se sabe nada, se perdió en los registros y parece no existir huella de lo que le sucedió.
Después del concierto se supo que el Piano de cola completa que Vera había solicitado por requisición de Keith sí estaba en el recinto pero estaba detrás de una salida de emergencia y nadie lo vió ese día. Fue el momento de brillar del “Pianito Feo”.
En los próximos meses saldrá un documental que pretende encontrar el Piano del Köln Concert a través de varias personas que pudieron estar involucradas:
El Köln Concert de Keith Jarret no debió existir, pero existe como una obra de la humanidad para la posteridad y vale la pena escucharla e invitar a que otros la escuchen como un pedazo mágico de nuestra historia que merece la pena perpetuar.
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