Inspiración octubre 2022: El mundo no estaba listo para Hilma Af Klint

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Sin duda Hilma Af Klint es una de las artistas más misteriosas y adelantadas a su época.

La historia oficial le da el mérito a Kandinsky sobre el concepto de la pintura abstracta, sin embargo Hilma desarrolló esas ideas antes y con resultados bellísimos. Sucede que nadie supo de su obra hasta tiempo después de su muerte y apenas comienza a reconocérsele.

Hilma dejó en manos de otras generaciones el descubrir su obra y ganarse de a poco el prestigio y reconocimiento que merece.

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Qué bonito, pero son cosas sin sentido

Admito que yo no entendía nada del arte abstracto, si uno ve las pinturas parecen solo lineas y formas que parecen básicas, sin aparente lógica o inteligencia.

Investigaciones especiales ITA Tech me llevó a entender que las pinturas abstractas no buscaban expresar imágenes obvias o de objetos reconocibles. La música clásica es un ejemplo de arte abstracto. No tiene voz, no tiene letra, no habla de un tema específico sino que simplemente son patrones de audio que podrían no significar nada pero que son bellos y capaces de conmover tocando emociones como si estuvieran codificadas en nuestro cerebro y se desencadenaran o decodificaran.

Así entonces, la pintura abstracta no pinta cosas, pinta emociones, pinta sentimientos. Busca tocar elementos primitivos en nuestro cerebro. Por ejemplo, sabemos que las formas puntiagudas pueden hacer daño, sabemos que las formas redondas son suaves, sabemos que el color azul nos recuerda al cielo, que el verde nos recuerda a las plantas, que los tonos marrones nos remiten a la tierra. La mezcla de formas y colores se asocian en nuestro cerebro que de inmediato trata de interpretarlas y es ahí donde está el juego de la pintura abstracta, en representar elementos universales que nos generan emociones a pesar de que no existen en la naturaleza.

De pronto entonces una obra abstracta comienza a tomar sentido. Mirando cada elemento, mirando los colores, mirando las formas se va haciendo algo que aunque no comprendemos nos toca fragmentos universales de nuestro cerebro.

La mujer adelantada a su tiempo

Indagando un poco más de pronto surgió el nombre Hilma Af Klint, que para muchos y por la antigüedad de su obra se le comienza a considerar como la madre de la pintura abstracta.

Si la pintura inicialmente buscaba plasmar los detalles del mundo de manera precisa, al inventarse la fotografía la pintura toma entonces matices de plasmar la realidad pero distorsionándola.

Hilma fue más allá y pintó lo que no existe, lo que se sale del plano real y toca lo metafísico. Parece que logró encontrar el vínculo entre las formas y colores que estimulan la mente, o tal vez el vínculo entre transitar otras dimensiones.

Esconder su Obra hasta que el mundo estuviera listo

Hilma temía que en su tiempo sus pinturas no fueran comprendidas, sabía que el arte estaba pasando por un momento diferente y que lo que ella hacía no empataba. Guardó sus pinturas para sí misma, sin embargo siguió con su proceso creativo durante mucho tiempo por que le alimentaba su espíritu, porque le abría un camino que no existía y no encontraba en otros artistas. Sabía que si acaso alguien más conectara con su trabajo, probablemente no sería en su tiempo.

Explícitamente pidió que sus obras se resguardaran después de su muerte y que solo se mostraran hasta al menos 20 años después de fallecida.

Dejar algo para la posteridad

¿Qué es una ciudad sino lo que alguien dejó antes que nosotros llegáramos? Si tuviste la fortuna de estudiar en un colegio público o privado alguien antes que no lo tuvo lo construyó, si tienes la fortuna de transportarte de un lugar a otro, alguien antes que no tuvo esos caminos los construyó.

Somos inevitablemente un escalón más alto de lo que otros dejaron, facilitándonos en mucho el camino.

¿Qué hacemos nosotros en este momento sino dejar algo para los que vienen?

Hilma Af Klint es un ejemplo de cómo a veces el reconocimiento inmediato que buscamos puede esperar, pero trabajar en nuestra obra con ahínco, buscando mejorar todos los días nos hace crecer como personas y nos construye a nosotros mismos un camino que no teníamos, que nadie más que nosotros recorreremos, pero que tal vez, con suerte, otros en un futuro puedan también transitar.